MÉTODO EXPERIMENTAL
Bacon trata de cimentar el saber científico sobre la experiencia. El cometido fundamental de la filosofía debe ser proyectar la sabiduría cristiana sobre la organización de la sociedad. También los demás escolásticos tenían este propósito, pero, según Bacon, yerran en el enfoque. Bacon llama experiencia no sólo al conocimiento de la realidad sensible, sino a la que tiene lugar gracias a la iluminación divina, la cual es de dos formas: una ordinaria o universal, que coincide con la iluminación que Dios da a todos los hombres, y otra extraordinaria, cedida también por Dios a quienes con su esfuerzo se hacen merecedores de la misma. Bacon admite tres fuentes de conocimiento: autoridad, razón y experiencia. Las tres se apoyan mutuamente. La que nos llega a partir de la autoridad ha de ser corroborada por la razón, que es tanto como decir que ha de ser sometida a la verificación de la experiencia.
Si bien la doctrina de Bacon no muestra especial originalidad con respecto a la escolástica de su tiempo, lo que sí hay que reconocerle es su nuevo modo de mirar la realidad desde una perspectiva empírica. Claro que su noción de experiencia está muy lejos de lo que ahora entendemos como tal. Para él, experimentar es intentar conocer las fuerzas misteriosas que unen al mundo, conocer la trabazón mágica a que está sometida la realidad. Su mérito radica en el estímulo que supondrá para las inquietudes descubridoras de los hombres del Renacimiento. Con ellos conecta al buscar la transformación del mundo a nuestro alrededor, pero siempre teniendo presente la finalidad última, que es perfeccionar el mundo para Dios.
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